Actualmente no existe una cura definitiva para la diabetes tipo 1. Si padeces esta patología, deberás recibir un tratamiento insulínico durante toda la vida.
Para la diabetes tipo 2 no siempre será necesario recibir insulina, aunque esto solo podrá confirmarlo tu endocrino. En muchos casos, la diabetes tipo 2 puede controlarse con una sabia combinación de dieta sana, ejercicio y fármacos hipoglucemiantes.
Si tienes diabetes durante el embarazo, te bastará con seguir una alimentación regular y hacerte entre 4 y 6 controles de glucemia al día. ¿No consigues llegar al objetivo glucémico que te ha fijado tu endocrino? En este caso necesitarás insulina. Consulta a tu médico.
Si eres una persona con alto riesgo de diabetes, deberás llevar un estilo de vida sano. Esto quiere decir: seguir una dieta sana y equilibrada, sin aumentar de peso y hacer ejercicio regular al menos 30 minutos al día durante un mínimo de 5 días a la semana. Siguiendo estas sencillas reglas reducirás un 58 por ciento el riesgo de aparición de diabetes. Parecerá banal pero prevenir es siempre mejor que curar.