Las nuevas tecnologías también acuden en auxilio de la diabetes y, sobre todo, del páncreas. En los últimos años, la investigación científica sobre la diabetes ha dado pasos de gigante: en el futuro, esta enfermedad que afecta al páncreas podría tratarse con más facilidad. Los proyectos de un páncreas artificial capaz de secretar insulina de forma autónoma y de la píldora de insulina podrían cambiar para siempre la vida de los diabéticos gracias a la tecnología, la biomédica y las matemáticas.
Hoy, los científicos pueden simular, aunque solo sea de manera experimental, casi todo el trabajo del páncreas gracias a un órgano artificial capaz de regular la glucosa de la sangre e iniciar, cuando es necesario, la liberación de insulina. Hablamos del páncreas artificial, un simulador viviente compuesto de tres partes: un sensor de lectura permanente de la glucemia en sangre; un software de control de los niveles de glucosa instalado en un ordenador que simula la función de las células beta; y un dispositivo de secreción de hormonas (accionado por el ordenador) que las libera en el cuerpo de los diabéticos.
En el pasado, durante algunas experimentaciones con el páncreas artificial, el software para controlar el nivel de glucemia en sangre se instalaba en un ordenador portátil situado a los pies de la cama del paciente. Un obstáculo físico de grandes dimensiones que difícilmente hacía del páncreas artificial una tecnología adecuada para los ajetreados ritmos de la vida diaria.
Hoy, con la colaboración de expertos en otros campos, se ha creado un prototipo de páncreas artificial con idéntico rendimiento en cuanto a medición de la glucemia pero controlado por un software instalado en un dispositivo más práctico, del tamaño de un teléfono móvil.
En 2020 podría existir una píldora de insulina para páncreas que no la producen en cantidades suficientes. Los intentos de crear una píldora de insulina contra la diabetes se remontan a los años treinta, pero todavía no se han obtenido resultados debido a un conflicto en apariencia irresoluble entre las moléculas de insulina contenidas en la píldora y las enzimas digestivas. Así, el objetivo de administrar la insulina por la boca pasa por lidiar con las enzimas de la digestión, que tienden a destruir la molécula en lugar de dejarla actuar en la sangre.