¿Por qué debes realizarte con tanta frecuencia el análisis de orina (una vez al mes de media)? La respuesta es sencilla: este análisis permite vigilar y prevenir dos de las principales complicaciones del embarazo: la diabetes gestacional y la preeclampsia. De hecho, ambas están relacionadas con la concentración de glucosa en la orina.
Te avisamos de que, desde el momento en que te quedas embarazada, estás más expuesta a sufrir problemas causados por bacterias intestinales. La culpa es de la progesterona, que relaja y dilata los músculos de las vías urinarias, lo que favorece la multiplicación de las bacterias. También en este caso, el análisis de la orina revelará si existen factores de riesgo en este sentido.
Una vez que tengas los resultados, visita a tu ginecólogo para que los valore correctamente. No obstante, te explicamos un poco en qué consiste.
Recibirás un informe dividido en dos secciones: una dedicada al análisis físico-químico y otra, a la valoración del sedimento de las partículas presentes en la orina. Se trata de las partículas que se depositan en el fondo de la probeta cuando se centrifuga la muestra. Obviamente, los resultados de las dos secciones están estrechamente relacionados entre sí: es decir, se completan recíprocamente.
El análisis físico-químico de la orina de una embarazada es el menos relevante porque es un examen casi exclusivamente visual. Los primeros valores del informe son la densidad, el pH, el aspecto y el color. Por ejemplo, tu orina será más "densa" si bebes poco, o más clara y transparente si ingieres líquidos con regularidad. Si todos estos datos se aislaran y analizaran de manera individual, no ofrecerían ninguna indicación relevante para tu ginecólogo.
El análisis físico-químico también permite saber si te expones a un riesgo hipotético de aborto: si tu orina aparece ligeramente manchada podría deberse a pequeñas pérdidas de sangre y el peligro de un aborto podría ser inminente. También en este caso tu ginecólogo no se quedará con el dato aislado, sino que realizará una lectura comparada con los otros resultados: podría tratarse de una simple cistitis o de una ectopia, por lo que no hay que alarmarse tan pronto.
El análisis físico-químico de la orina es útil porque revela la presencia de algunas sustancias que no deberían estar y que, por algún motivo, aparecen en la orina. Algunos ejemplos son los nitritos, la acetona, la hemoglobina, las proteínas (que por encima de cierto umbral indican preeclampsia) y la glucosa (alerta de posible diabetes gestacional).
La segunda parte del informe, dedicada a los sedimentos de la orina, indica al ginecólogo si tienes una infección. El valor más importante son los leucocitos: si se encuentran entre 4 y 8 significa que la situación está bajo control. Un nivel mayor quiere decir que, sin duda alguna, tienes una infección.