Si te has hecho un corte o una abrasión, la sangre empezará a coagularse a los pocos minutos, cerrando el orificio abierto por el corte. De esta forma los bordes de la herida se deshidratan y así se forma la costra.
¿Te has hecho un corte superficial? ¿Tu herida es de carácter leve? Si es así, tienes suerte: los tiempos de curación son bastante breves. Tu piel empezará a regenerarse a las 24 horas de la herida. El coágulo de sangre que se ha formado en la fractura provocada por la herida se metaboliza gracias a una serie de enzimas producidas naturalmente por tu cuerpo, formando una nueva capa de piel.
A partir del tercer día, verás cómo tu herida adquiere un color tenue, similar al rosa. No te preocupes, es buena señal: indica que la herida está bien irrigada por la sangre y la curación está siguiendo sus tiempos naturales.
Al cabo de una semana notarás que la superficie de la herida se ha vuelto más gruesa: la capa de piel afectada ha aumentado de grosor gracias a una nueva membrana basal que ha empezado a posarse sobre la herida.
Si no quieres comprometer los tiempos de curación de la herida, no la toques y, sobre todo, no te arranques la costra. Deja que se caiga sola, que siga su curso natural. Si te arrancas la costra podría quedarte en la piel una cicatriz bastante visible.
Debes saber que la cicatriz que se ha formado en la herida sigue cambiando durante años. La buena noticia es que casi no es visible: a las seis semanas del accidente la cicatriz habrá llegado al 90 por ciento de la consistencia del tejido original.
Si has estado tostándote al sol y te has quemado, no te alarmes. Los tiempos de curación de las quemaduras leves (solares y generales) son breves. Estas quemaduras se curan en unas dos semanas y sobre todo no dejan antiestéticas señales como cicatrices, siempre que sean leves.