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Agradecer públicamente a quien da su propia sangre, divulgar la importancia médica y social de la recogida de sangre y atraer a nuevos donantes, sobre todo jóvenes: con este espíritu y estos objetivos instituyó la OMS el Día Mundial del Donante de Sangre que, desde el 2004, es cita fija en muchas plazas del mundo con stands, punto de información y lugares para donar. Este año Holanda será el país anfitrión. Porque donar sangre es regalar esperanza: esperanza de una mejor calidad de vida a quienes necesitan continuas transfusiones; esperanza de sobrevivir a catástrofes naturales imprevistas; esperanza de cura para las familias que no pueden pagar por las transfusiones que necesitan.
El aspecto económico es fundamental en esta batalla por el civismo: de hecho, solo 62 países del mundo se acercan a la plena autosuficiencia en sangre a través de donantes voluntarios. En los demás todavía está muy difundida la práctica de recurrir a donaciones de familiares o de pagar a donantes externos. Entre los principales objetivos del Día Mundial del Donante de Sangre se encuentra el sensibilizar a los Ministerios de Sanidad de los distintos países para promover campañas educativas e informativas destinadas a lograr la plena autosuficiencia en donantes voluntarios.
