Empecemos con una aclaración importante: el 70-80% de las infecciones respiratorias en niños son de tipo vírico y no existe tratamiento contra los virus, como sucede en cambio con los antibióticos que destruyen las bacterias. Pero no te preocupes: hay muchas soluciones para aliviar los síntomas de la congestión nasal de tu hijo.
Si tu pequeño aún no ha sido destetado, es decir, es un lactante o no ha cumplido un año, puedes confiar en las instilaciones nasales. Son lavados delicados con pequeñas bombas cargadas de una solución normosalina (a base de agua y solución fisiológica con una baja concentración de cloruro de sodio). Instilando un poco de esta solución por la fosa nasal hidratarás las vías respiratorias congestionadas de tu bebé, reduciendo la sequedad nasal.
Si tu hijo tiene más de un año, una solución eficaz para la limpieza de la nariz es sin duda la ducha nasal. Aplicando un chorro de solución fisiológica micronizada, es decir, nebulizada en partículas que tienen un tamaño adecuado para actuar con precisión en las vías respiratorias superiores, conseguirás remover y eliminar la mucosidad de las cavidades nasales. Recuerda que este tratamiento también es eficaz para aliviar la tos seca de tu hijo.
Hay muchas duchas nasales en el mercado, pero todas funcionan básicamente de la misma manera. La solución fisiológica específica se introduce en la cámara interna de la ducha nasal para lavar la nariz, y en la cámara externa se recoge el líquido y las secreciones. Puedes conectar la ducha nasal a tu aerosol de pistón, procurando que el contenido no se escape. También existe la ducha nasal manual, que no hace falta conectarla a un aerosol.
Si las fosas nasales de tu hijo están obstruidas, también puedes optar por un aerosol nasal que libera en la nariz una solución salina isotónica o hipertónica. Con unas pocas pulverizaciones, el alivio y la hidratación para la nariz son inmediatos.