¿Sabes que la sal es perjudicial? Por ejemplo aumenta la tensión arterial e incrementa el riesgo de hipertensión. Si la reduces a la mitad, tu organismo suspirará aliviado. Ten en cuenta que tus necesidades reales de sal no superan los 5 gramos al día pero consumes una media de 10. ¿A qué esperas? ¡Es hora de dejarla!
Para empezar, reduce lentamente el uso de sal en la cocina: empieza eliminándola de los condimentos y después añade cada vez menos sal al agua de cocer la pasta. Si al principio no consigues reducir la sal, sustitúyela al menos por sal yodada: a diferencia de la sal de cocina, contiene yodo, un mineral indispensable para la salud del organismo.
El segundo paso para reducir la sal de tu dieta diaria pasa por el supermercado y la lista de la compra, mucho antes de sentarte a la mesa. Recuerda que el 54 por ciento de la sal que consumes se encuentra precisamente en los alimentos precocinados. Puedes saber cuánta sal contiene un producto leyendo bien su etiqueta: en el apartado "sodio" se indican las cantidades de sal. Ten en cuenta que 2 gramos de sodio corresponden a unos 5 gramos de sal.
Prueba a eliminar la sal de los condimentos de tus comidas. Las primeras veces las notarás insípidas, pero en una semana te habrás acostumbrado. Como alternativa a la sal puedes usar especias. Evita también las salsas y los cubos de caldo: son alimentos muy ricos en sodio.
Seguro que nunca falta el pan en tu mesa, ¿cierto? Si es así, debes saber que el pan es una de las principales fuentes de sal. A diferencia de otros productos con mayor concentración de sal, como los quesos o los embutidos, el pan está presente a diario en la mesa. De ahí que sea un factor de riesgo para la hipertensión. Si no puedes prescindir de él, te damos un consejo: compra pan sin sal. No esperes más y pasa a la acción: descarga la nueva guía sobre la sal de Pic Solution y descubrirás mucha más información.