¿Sabías que la temperatura ideal del dormitorio debe oscilar entre 18 y 20 grados, con una humedad inferior al 50 por ciento? La humedad es un factor clave: si es muy baja puede secar las mucosas y la piel; y si es muy alta, aumenta el riesgo de hongos o moho en las paredes, pudiendo causar problemas en las vías respiratorias.
Si estás haciendo obras en casa, piensa también qué tipo de calefacción quieres tener. Para disfrutar del máximo confort, en términos de temperatura y percepción del calor, utiliza sistemas de radiadores a baja temperatura. Se trata de sistemas de suelo, techo o paredes que calientan la casa, con un flujo de agua a 30 grados. Son el principal avance tecnológico de los últimos años. Piénsalo, podría valer la pena.
Si quieres mantener la temperatura ideal con el porcentaje justo de humedad, no solo dispones de humidificadores. Es verdad que existen los purificadores de aire, pero tienen el inconveniente de que no lo renuevan. Una solución alternativa que podrías valorar es el sistema de ventilación mecánica, un dispositivo que se integra en una ventana y que renueva el aire a la vez que mantiene constante la humedad. Para dormir plácidamente.
¿Sabías que, además de ser el principal responsable del efecto invernadero, el anhídrido carbónico es un gas que puede condicionar el sueño? Si no renuevas el aire del dormitorio de manera constante, el anhídrido carbónico se acumula de forma natural. ¿El resultado? Te levantarás con mal pie y con una desagradable sensación de cansancio.