Para administrar una inyección intramuscular, se necesita: desinfectante, gasa de algodón o toallita antibacteriana, la jeringa estéril desechable y, por supuesto… el fármaco a inyectar.
Para cargar una jeringa estéril y desechable con el fármaco a inyectar, normalmente se dan varios golpecitos en el cuerpo de la jeringa para eliminar las burbujas de aire, que saldrán por arriba derramando algunas gotas de fármaco.
Para preparar la zona donde se va a aplicar la inyección intramuscular, es preciso desinfectarla con una toallita desinfectante. La zona del glúteo es perfecta: normalmente suele elegirse un punto alejado del nervio ciático y de los vasos sanguíneos.
Para elegir el punto justo de la inyección, hay que imaginarse la zona elegida como si fuese un cuadrado y dividirla en cuatro cuadrados más pequeños. La zona incluida en el cuadro superior hacia el exterior es el punto justo.
Cuando todo está listo, se introduce la aguja, con mano decidida pero no muy fuerte, en dirección perpendicular a la piel. Esta es la técnica idónea para aplicar una inyección intramuscular pues minimiza cualquier forma de dolor.
Antes de inyectar el fármaco, normalmente se tira ligeramente el émbolo hacia el cuerpo durante casi 5 segundos. Si aparece un poco de sangre significa que se ha perforado un vaso sanguíneo. En este caso basta con mover la aguja y repetir la maniobra de control.
Una vez administrado el fármaco, la aguja se extrae rápidamente y se aplica un mínimo de presión en el pequeño punto sangrante para que se coagule.
Realizar un masaje tras la inyección puede hacer que el fármaco ascienda hacia el tejido subcutáneo. Con las inyecciones intramusculares debe evitarse cualquier forma de masaje.
Una vez extraída la aguja, la inyección ha terminado y es hora de desechar la jeringa desechable. Las jeringas no deben desecharse en los contenedores de recogida separada, ni en las bolsas de los residuos secos, ni en las papeleras públicas, ni en los contenedores de fármacos caducados ni dentro de botellas de plástico o vidrio. Deben depositarse en un contenedor de plástico resistente especialmente diseñado para este fin. Normalmente esta información se indica en la parte trasera de la caja.
Podría aparecer hinchazón y abscesos entre las 24 y las 48 horas después de la inyección intramuscular. Si se presentan, es necesario acudir al médico.