Cada contracción muscular, cada movimiento exigido por las actividades deportivas o laborales, ejerce una presión sobre las fibras de los tendones. Por lo general, estas fibras que unen los músculos a los huesos son tan elásticas que, aunque se someta al tendón a una tracción excesiva, no se rompe, sino que fractura el hueso o desgarra el músculo al que está unido. Pero aunque parezca el "campeón de los pesos pesados", el tendón es muy sensible a los pequeños traumatismos, sobre todo si se repiten con bastante frecuencia: los tendones pueden llegar a inflamarse hasta el punto de afectar a su resistencia y elasticidad naturales. Los traumatismos leves son bastante frecuentes entre los deportistas o entre quienes realizan trabajos manuales, aunque en estos casos la inflamación suele ser aguda porque es de inicio rápido y de corta duración: la zona afectada se calienta, se enrojece y duele pero, una vez que desaparece la inflamación, el tendón se recupera por completo. Sin embargo, hay otro tipo de inflamación que ocurre cuando el tendón no recibe un tratamiento adecuado a tiempo: la inflamación se vuelve crónica o duradera y las fibras del tendón se alteran hasta el punto de requerir la intervención de un especialista.
La inflamación del tendón de Aquiles es la más frecuente entre los deportistas habituales: afecta tanto a los corredores como a los futbolistas o baloncestistas y, en general, a los que practican deportes que implican correr bastante y un uso intenso de los pies. En la jerga médica se llama "tendinopatía de Aquiles" y afecta al talón de los deportistas. En esta zona del cuerpo, es fácil localizar el tendón, ya que se sitúa justo encima del talón: de hecho, es el más grande de los tendones y une los dos músculos principales de la pantorrilla con la parte posterior del hueso calcáneo. Cuando se somete a grandes tensiones de forma frecuente, se vuelve rígido y se inflama, lo que puede provocar el desgarro total del tendón si no se trata. El tratamiento de esta lesión incluye reposo, aplicar hielo en la zona afectada y -si lo receta el médico- medicamentos antiinflamatorios.
Quién no ha oído hablar del famoso "codo de tenista", como se conoce popularmente a la epicondilitis lateral, una inflamación dolorosa de los tendones de los músculos extensores del antebrazo, situados en la parte exterior del codo que son los responsables de elevar la mano y la muñeca. Todas las actividades que implican movimientos repetitivos e intensos del brazo o la muñeca con la palma de la mano hacia abajo pueden dañar los tendones del codo y provocar la aparición de los típicos síntomas del codo de tenista. Los síntomas comunes de esta inflamación son el dolor, a veces asociado con inflamación en la parte exterior del codo (epicóndilo lateral) al agarrar objetos con la mano. El tratamiento abarca desde aplicarse bolsas de hielo hasta el vendaje del brazo, y posiblemente antiinflamatorios. Por lo general, los más propensos a sufrir esta lesión son las personas de entre 30 y 40-50 años. Menos conocido, pero también bastante doloroso, es el "pie de tenista" o fascitis plantar, que no sólo afecta a los ases de la raqueta, también a los corredores, a los maratonianos y a todos aquellos que corren sobre superficies duras con calzado inadecuado. Esta inflamación afecta a la fascia plantar, que es una membrana dura y fibrosa cuya tensión asegura la correcta curvatura del pie y ayuda a absorber los microtraumatismos que se producen de forma natural al caminar o hacer deporte.
Otra inflamación muy común es la del manguito de los rotadores, un conjunto de tendones localizados en los músculos del hombro. La sufren todos los deportistas que hacen un uso intenso de la articulación del hombro, como los lanzadores (de peso, martillo o jabalina), los jugadores de voleibol y baloncesto, y los tenistas, auténticos "coleccionistas" de tendinitis. En cambio, la rodilla del saltador o tendinitis rotuliana es la inflamación del tendón rotuliano y afecta a los atletas de salto (salto de longitud, de altura, triple salto). También existe la tendinitis del pulgar, muy común entre los jugadores de bolos, y la más rara tendinitis de la "pata de ganso", que afecta a la rodilla de los jinetes.