Si antes de la inyección intercambias unas palabras con el personal de enfermería o con los médicos, estarás más relajado y tu miedo a las agujas se habrá atenuado un poco. El médico te hablará de las posibilidades que tienes para ponerte la inyección y tomará todas las precauciones para hacer el proceso menos doloroso y para que pierdas el miedo a las agujas.
Si tienes miedo a las agujas, levanta las piernas poco antes de la inyección. Esta maniobra sirve para distraerte y aliviar algunos de los síntomas de la fobia a las agujas, ya que lleva la sangre al cerebro. Situarte con las piernas en alto y la cabeza baja te ayudará a alejar el "riesgo de desmayo" al ver la aguja.
Para vencer el miedo a las agujas, puedes pedir a algunos amigos que te acompañen a ponerte la inyección: te ayudarán a tranquilizarte. Si vas solo, contar ovejas al revés o escuchar música con auriculares te ayudarán a olvidarte de la inyección. Así tu mente estará ocupada.
Si eliges ponerte la inyección en el glúteo, no verás la aguja cuando te la inserten. Este pequeño truco resulta útil en algunos casos para perder un poco el miedo.
Si la mera idea de ponerte una inyección te hace temblar, confía en los médicos y los enfermeros: son personas escogidas por su capacidad de realizar la punción de la manera menos dolorosa posible.
Si quieres vencer el miedo a las agujas definitivamente, este es el camino más corto: mira la aguja directamente durante la inyección y sentirás menos dolor. Según recientes investigaciones científicas, el miedo a las agujas solo puede vencerse con un contacto directo con ellas.