¿Te has hecho una contusión o un esguince? Si es así, la terapia de frío te resultará muy beneficiosa: favorecerá la vasoconstricción y reducirá la circulación de la sangre en la zona afectada. Otro beneficio del frío es que impide la aparición de edemas. Recuerda que deberás aplicarte el hielo en los 30 minutos siguientes al traumatismo.
Si te has sometido recientemente a una operación ortopédica, la terapia del frío será una valiosa aliada pues te ayudará a aliviar el dolor. Recuerda que podrás recurrir al hielo todos los días hasta que se resuelva el problema.
¿Te duelen los tendones cuando andas? Mala señal, pero incluso en este caso la terapia del frío te será útil gracias a su conocida acción analgésica y antiinflamatoria. El poder del frío resulta muy eficaz para el tratamiento de la tendinitis aguda.
¿Padeces reumatismo? Si te aplicas hielo en la parte dolorida, los síntomas de la inflamación se atenuarán. Recuerda que en este caso la terapia del frío por sí sola no basta: es solo un paliativo en espera de la visita al médico.
Si el golpe ya no te produce dolor significa que ha llegado el momento de recurrir a la terapia del calor, especialmente indicada para favorecer y acelerar la curación de los tejidos en caso de una contusión, esguince, juanetes, torcedura o tirón muscular. Una regla importante es no aplicar jamás el calor inmediatamente después del traumatismo: este es el momento de la terapia del frío.
¡Qué cansancio! Acabas de terminar un entrenamiento intenso y estás agotado. En este caso la terapia de calor acudirá a tu rescate ayudándote a aliviar los espasmos causados por la fatiga muscular. De hecho, el calor tiene una interesante virtud: es descontracturante y favorece la eliminación del ácido láctico acumulado en los músculos.