Antes que nada, debes saber que en caso de esguince existe un protocolo de tratamiento de cinco fases llamado P.R.I.C.E. (Protection [protección], Rest [descanso], Ice [hielo], Compression [compresión] y Elevation [elevación]) Estos gestos no requieren una licenciatura en medicina, te bastará con recordar unos cuantos pasos sencillos.
¿Andabas distraído, pisaste mal y te has torcido el pie? Primero, aprende a reconocer las señales de alarma de un esguince. Es probable que la articulación empiece a inflamarse, y que sientas dolor y una molesta sensación de calor. Si la parte afectada es una extremidad inferior, posiblemente no conseguirás andar con la misma agilidad. En este caso evita empeorar la situación (Protection).
Ya es oficial, tienes un esguince. Para empezar, pon la articulación en reposo sin cargarla con el peso del cuerpo (Rest). Una regla general para reducir la inflamación es aplicarte frío de inmediato tanto en este momento como en los días sucesivos (Ice), veinte minutos cada 2 o 3 horas durante 24-36 horas.
Con la articulación en reposo total, puedes vendarte el tobillo con un vendaje que la inmovilice y reduzca la formación de edema (Compression). Para estar más seguro todavía de que no se producirá el trasvase de sangre, eleva la extremidad. ¿Cómo? Apoyando la pierna en la clásica pila de cojines, por ejemplo (Elevation).
Si te has hecho un esguince de primer grado, con daños relativamente leves, te bastará un vendaje funcional unido a algunos días de reposo. Has tenido suerte dentro de lo que cabe, ya que te curarás en breve.
Si por el contrario te has lastimado de mayor gravedad y el esguince, de rodilla o de tobillo, por ejemplo, es de segundo grado, tu médico te indicará todo lo que debes hacer para tu caso específico.
Si tienes un esguince de tercer grado, será difícil que consigas moverte. En este caso es probable que tu traumatismo sea competencia del traumatólogo.