Empecemos por el más "grave", por así decirlo. Un esguince es una lesión de las articulaciones, generalmente causada por un mal movimiento. Los más comunes son los que afectan el tobillo, la muñeca y el hombro y es quizá la más dolorosa de las lesiones. El esguince se produce cuando el hueso sale y entra inmediatamente en su asiento articular dentro de nuestro cuerpo. Podríamos compararlo a un choque que, en los casos más preocupantes, puede llegar a dañar los ligamentos que mantienen unida esa parte del esqueleto.
Reconocer un esguince es fácil: además del dolor, notarás que la parte afectada presenta una hinchazón localizada y te costará moverla con libertad. Incluso en los casos más leves de esguinces, es una buena práctica poner un vendaje apretado, incluso uno de compresión, y complementarlo con una terapia de frío mediante almohadillas de gel reutilizables. Recuerda mantener en reposo unos días la extremidad afectada.
En comparación con el esguince, que suele deberse a un mal movimiento o a un mal giro, la contusión es un traumatismo producido por un impacto: son los clásicos "golpes" en la rodilla, el pie o un músculo, por ejemplo. Una contusión es parecida a un choque y en general se reconoce porque en la zona de la piel que ha impactado contra un objeto rígido, como la pata de una silla, suele aparecer un hematoma por la rotura de los capilares que transportan la sangre a los tejidos superficiales.
El hematoma típico de la contusión es parecido a una mancha: al principio tiene un color rojizo, después se vuelve violáceo y más tarde adquiere un tono amarillento. En los casos más graves, la zona afectada por la contusión puede inflamarse y presentará una coloración más oscura. Lo primero que debes hacer es aplicar bolsas de hielo y poner un vendaje no muy apretado. También existen pomadas específicas para tratar estos traumatismos leves. Si la contusión no afecta a ninguna zona de riesgo, como la cabeza o los órganos internos, no hay razón para preocuparse: los hematomas se curan espontáneamente en poco tiempo.
El desgarro, por su parte, es el más leve de los pequeños traumatismos de la vida cotidiana. Afecta a los músculos y se debe a movimientos incorrectos o antinaturales, al igual que el esguince. De ahí que se llame desgarro muscular y es un estiramiento violento de uno o varios haces de fibras musculares que atraviesan nuestro cuerpo. Se produce cuando forzamos los músculos y el único remedio es aplicar unas bolsas de hielo y guardar reposo total unos días.