El extraño caso del colesterol
El colesterol es indispensable para nuestro organismo, pero cuando está en exceso en sangre y el hígado es incapaz de eliminarlo provoca aterosclerosis y las consiguientes enfermedades cardiovasculares que, en sus formas más extremas, pueden derivar en infarto o ictus cerebral. Todo esto convierte al colesterol en una de las sustancias más controvertidas de las que circulan por nuestro organismo.
El colesterol, una ingrediente fundamental para las células
El colesterol es un lípido, es decir, una sustancia grasa: es de color blanco y de consistencia similar a la cera. Es una sustancia insoluble en agua pero indispensable para el organismo pues constituye un recurso energético para el desarrollo de las membranas celulares.
Las lipoproteínas transportan el colesterol por la sangre
El colesterol es producido por el hígado de manera autónoma y es transportado a la sangre por una serie de moléculas llamadas lipoproteínas: son las encargadas de trasladar el colesterol, pero no todas van en la misma dirección. Existen varias clases de estas moléculas, pero para la prevención cardiovascular hay dos más importantes. Las LDL, o lipoproteínas de baja densidad, que transportan el colesterol sintetizado por el hígado a las células del organismo. Las HDL, al contrario, son un tipo de lipoproteínas que eliminan el colesterol excesivo de los distintos tejidos y lo devuelven al hígado, que se ocupa de eliminarlo. Se trata de un “transporte en dos direcciones”. El hígado produce un máximo de 2 gramos de colesterol al día. Solo una pequeña parte, entre 0,1 y 0,5 gramos, procede de la alimentación.
El colesterol malo: hipertensión, infarto e ictus
Las lipoproteínas LDL son las que, en el lenguaje común, se conocen como “colesterol malo” por sus efectos en las arterias. Cuando son excesivas se depositan en las paredes de las arterias, haciéndolas cada vez más gruesas y rígidas. Con el tiempo, este proceso da lugar a la formación de verdaderas placas, que se llaman ateromas, que obstaculizan el flujo sanguíneo o incluso lo bloquean del todo. Por este motivo, el colesterol malo, que impide la correcta circulación de la sangre, se asocia al riesgo de episodios cardiovasculares. En otros casos, cuando se rompe la placa de colesterol en las arterias, se forma un tapón llamado trombo. Dependiendo de dónde se localice, pueden darse tres escenarios: infarto, si se obstruyen las arterias que irrigan el corazón, ictus, si los afectados son los vasos del cerebro y claudicación intermitente, dificultad para caminar cuando el trombo se localiza en las extremidades inferiores.
La diabetes, un enemigo de las arterias
El proceso de acumulación excesiva de colesterol malo transportado por las lipoproteínas LDL, que en la jerga médica se denomina hipercolesterolemia, puede provocar una grave enfermedad degenerativa: la aterosclerosis. Entre los factores de riesgo de esta enfermedad que afecta directamente a las funciones cerebrales como la memoria, cabe citar además de la hipertensión, la diabetes derivada de un exceso de glucosa en la sangre. De hecho, la diabetes provoca lesiones y daños en las arterias, dando “vía libre” a los depósitos de colesterol.